lunes, 30 de marzo de 2009

adsense


sábado, 21 de marzo de 2009

EL CEREBRO.
CEREBRO: El cerebro es una masa ovoidea cuya extremidad mayor es la posterior, y esta dividido en dos hemisferios simétricas (hemispherium dextrum, hemispherium sinistrum) por la gran hendidura ínterhemisférica (fisura longitudinales cerebro).
Caras de los hemisferios cerebrales: Cada hemisferio presenta tres caras: una inferior (basis cerebro), que descasa sobre los pisos posterior y medio de la base del cráneo, así como sobre la tienda del cerebelo (tentorium cerebelli); una caras externa convexa (facies convexa cerebro), que corresponde a la bóveda craneal; y una cara interna (facies mediales cerebro) vertical, unida a la del lado opuesto por las comisuras interhemisfericas.
Cisura y surcos: La superficie de los dos hemisferios cerebrales esta dividida por cisuras o surcos profundas en regiones denominadas lóbulos, en los que surcos menos profundos y mas cortos limitan relieves denominados circunvoluciones (gyri cerebro).
CARA DE LOS HEMIFERIOS.
Cara Lateral:
Cisura de Silvio: Cada hemisferio esta dividido en cuatro lóbulos por tres cisuras; a saber, los lóbulos frontal y parietal (lobus frontales y lobus parietalis), situados por encima y delante de la profunda cisura lateral del hemisferio o cisura de Silvio (sulcus lateralis); los lóbulos occipital y temporal (lobus occipitales y lobus temporales) que están situados detrás y por debajo de tal surco. Como la cisura de Silvio no divide totalmente la cara externa del hemisferio, un puente, el lobulillo del pliegue curvo, une el lóbulo parietal con lóbulos temporal y occipital.
Cisura de Rolando y Cisura Perpendicular Externa: Otros de los surcos dirigidos de arriba abajo separan uno de otro los lóbulos frontal, parietal y occipital. De estos surcos, uno es anterior, largo y profundo: se le conoce con el nombre de cisura de Rolando o surco central (sulcus centrales), y separa exactamente uno de otro, los lóbulos frontal y parietal. Por lo común, el surco central se extiende desde el borde superior del hemisferio hasta la proximidad de la cisura de Silvio. Su extremidad inferior esta rodeado por un pliegue que une estos dos lóbulos, conociéndosele con el nombre de opérculo rolándico u opérculo fronto parietal (operculum fronto-parietale). La otra cisura o surco esta situada por detrás de la de Rolando; es muy corta y se le conoce con el nombre de cisura perpendicular externa. Su prolongación teórica hasta el borde inferior de la cara externa del hemisferio permita separar el lóbulo occipital, por detrás, del lóbulo parietal por delante y arriba, y del lóbulo temporal por delante abajo.
Surcos Frontal Superior e Inferior: El lóbulo frontal esta recorrido por dos surcos paralelos al borde superior convexo del hemisferio. Tales surcos (sulcus frontales superior y sulcus frontales inferior) no alcanzan por detrás la cisura de Rolando, lo que da lugar a la formación de cuatro circunvoluciones: tres horizontales, primera (gyrus frontales superior); segundo (gyrus frontales medius), tercero (gyurus frontales inferior), contadas de arriba abajo, y una cuarta circunvolución vertical, frontal ascendente o prerrolándica (gyrus precentralis), que bordea la cisura de Rolando.
Ramas Anteriores y Ascendente del Surco Lateral: Dos muescas (ramus anterior y ramus ascendens sulci laterales) o cortos surcos surgen en el origen de la cisura de Silvio y permiten aislar en la tercera circunvolución frontal tres partes que, de detrás adelante, se denominan pie (pars opercularis), cabo (pars triangularis) y cabeza (pars orbitalis).
Surco Interparietal: El lóbulo parietal esta recorrido por un largo surco en forma de T tumbada, que se llama surco interparietal (sulcus interparietal).entre la rama vertical de la T y cisura de Rolando se halla la circunvolución parietal ascendente (gyrus postcentralis) y a cada lado de la rama horizontal, las circunvoluciones primera y segunda, parietales (lóbulus parietalis superior y lobulus parietalis inferior).
1.-El lóbulo temporal esta dividido por dos surcos paralelos a la cisura de Silvio en tres circunvoluciones, que de arriba abajo se denomina: primera circunvolución temporal (gyrus temporalis superior), segunda circunvolución temporal (gyrus temporales medius) y tercera circunvolución temporal (gyrus temporalis inferior).2.-El lóbulo occipital esta dividido por dos surcos y tres circunvoluciones que, de arriba abajo, se denominan circunvoluciones primera, segunda y tercera.
Finalmente, en la profundidad de la cisura de Silvio, y por tanto, oculto a la vista en su examen superficial, se encuentra el lóbulo de la ínsula (insula), subdividido por pequeños surcos en cinco circunvoluciones insulares (gyri insulae).
Cara Medial: La cara medial de cada hemisferio es una superpie plana cuyo límite inferior describe una curva cóncava arrollada alrededor del cuerpo calloso (corpus callosum). Esta hendida por tres surcos profundos denominados cisuras, que aíslan cuatro circunvoluciones.
Cisura Callosomarginal: De entre los surcos señalaremos la cisura callosomarginal (sulcus cinguli), en forma de S itálica, que divide la parte anterior y superior de esta cara interna a medial del hemisferio cerebrales en dos pisos o zonas. En efecto, esta cisura separa la circunvolución frontal interna (gyrus frontales superior-pars mediales) de la circunvolución del cuerpo calloso (gyrus cinguli). De está dos circunvoluciones, la primera queda en la zona craneal y la segunda en la zona caudal. En general, el surco callosomarginal corre paralelo a la dirección del cuerpo calloso, pero a la altura del rodete se dobla, para alcanzar el borde superior el hemisferio. En la extremidad posterior de la circunvolución frontal interna se individualiza el pequeño lóbulo paracentral, situados a ambos lados del origen de la cisura central que corta, en este punto, al borde superior del hemisferio.
Cisura Perpendicular Interna y Cisura Calcarina: Otras dos cisuras que arrancan, del borde superior, la cisura perpendicular interna (sulcus parietooccipitalis), y la otra del polo occipital la cisura calcarina (sulcus calcarinus), se unen por detrás del rodete del cuerpo calloso para limitar una circunvolución triangular que se denomina cuña (cuneus). Entre la cisura perpendicular interna por detrás, extremidad posterior doblada de la cisura callosomarginal por delante, el borde superior por arriba y un pequeño surco (sulcus subparietalis) por debajo existe un ultimo lobulillo de pequeñas dimensiones que se conoce con el nombre de lobulillo cuadrilátero (precuneus), lobulillo que queda separado de la circunvolución del cuerpo calloso por el suco subparietal.
Cara Inferior:
Surco Olfativo y Surco Cruciforme: La cara inferior, muy irregular, presenta dos pisos separados por la primera porción, horizontal, de la cisura de Silvio, en la que se reconoce el valle silvano (fossa lateralis cerebri). El piso anterior de los dos en que queda dividida la cara inferior pertence al lóbulo frontal y se le conoce con el nombre de lobulillo orbitario; en él se aprecian dos surcos, uno interno o surco olfativo (sulcus olfactorius) sobre el que descansa la cintilla y el bulbo olfativo, y otro extremo en forma de H, el surco cruciforme (sulcus orbitalis), los cuales permiten distinguir tres circunvoluciones paralelas, que no son otra cosa q1ue los segmentos orbitarios de las circunvoluciones frontales primera, segunda y tercera.
Circunvolución Occipital Tercera, Circunvolución Occipital Cuarta y Temporal también cuarta: El piso posterior de la cara inferior del hemisferio se extiende desde el polo temporal (polus temporales) por delante, hasta el polo occipital (polus occipitales) por detrás. Dos surcos paralelos los dividen en tres circunvoluciones, que en la parte anterior pertenecen al lóbulo temporal y en la parte posterior al lóbulo occipital. Empero, no existe límite real de separación entre ambas zonas temporal y occipital; por ello, estas circunvoluciones se denominan en conjunto temporooccipitales (gyrus occipitotemporalis medialis y gyrus occipitotemporalis lateralis). De fuera adentro son: la circunvolución occipital tercera, respectivamente temporal (que en parte ya se ha visto en la cara externa del hemisferio); la circunvolución occipital cuarta y temporal también cuarta (gyrus occipitotemporalis lateralis) y por ultimo, la ultima circunvolución occipital y la quinta circunvolución temporal. Esta constituye la circunvolución del hipocampo (gyrus parahippocampalis), la cual esta incurvada hacia delante de forma muy caracterizada, dando lugar al gancho o uncus. Esta circunvolución se une a la del cuerpo calloso por un pliegue denominado isthmus gyri ciguli, con lo que se forma así la gran circunvolución límbica de Broca.
EL territorio del neoencéfalo (nuevo encéfalo) corresponde a la totalidad de la corteza de los hemisferios y a la sustancia blanca que envuelve. Sabemos que esta corteza puede dividirse filogenéticamente y por su significación sistemática en dos subterritorios desiguales: el arquipalio (archicortés y paleocortex: rinencefalo), únicamente encargado de la función osmatica, que si bien es el primero en aparecer en la serie, en cambio esta en vía de regresión en el hombre; el neopalio, muchotas mas extenso, será el punto de terminación de casi todas las vías sensitivas y sensoriales epicríticas, y el punto de origen de todas las vías motoras voluntarias y de gran parte de las vías semiautomáticas, semivoluntarias, y la localización de las vías de asociación más importante.
Este neopalio es, pues, el sitio donde se elaboran los fenómenos motores, sensitivos o sensoriales y psíquicos que domina por su carácter individual todas las estructuras nerviosas subyacentes. Ya se ha visto que estas últimas constituían la base de los automatismos, tanto más complejos cuanto mas numerosas y más perfeccionadas eran las formaciones segmentarías o suprasegmentarias que las gobernaban. Se puede poner a la vida genérica basada en el automatismo reflejo individual definida por los fenómenos motores voluntarios, sensaciones delicadamente conscientes y realizaciones psiquímicas muy individualizadas.
Los seres vivos de neopalio poco desarrollado y pertenecientes a un mismo genero tienen un comportamiento casi uniforme que difícilmente les permitirá distinguirse entre si. Si en un grupo la corteza cerebral ha adquirido gran desarrollo, que es más fácil reconocer en cada miembro de este grupo un comportamiento individual tanto mas aparente cuanto mas desarrollo y de estructura más delicada sea su neopalio. Así comprendemos que el hombre sea el ser mejor provisto de sustancia gris cortical y que en su desarrollo el aumento de su corteza este en relación directa con la afirmación progresiva de su personalidad intelectual.

CARA ANTERO LATERAL DEL TALLO CEREBRAL.
TALLO CEREBRAL: Desde el punto de vista descriptivo, resulta cómodo estudiar cada uno de los elementos que, superpuestos de abajo arriba, constituyen el tallo cerebral. No puede negarse que el bulbo, protuberancia y pedúnculos cerebrales, poseen cada uno, por si mismo, una fisiología característica; tampoco puede negarse que es posible distinguir con precisión los síndromes bulbares, los protuberenciales y los pedúnculares; pero no es menos cierto que estas tres partes del neuroeje forman desde el punto de vista sistemático un todo perfectamente homogéneo.
a) El bulbo: El bulbo se continúa sin línea de demarcación con la médula cervical, de la que perece ser una dilatación. Por tanto, no debe extrañarnos que los accidentes morfológicos de su cara anterior y laterales sean los mismos que los que hemos encontrados en la médula; así, la cisura mediana ventral (fisura mediana anterior) y los surcos ventrolaterales y dorsolateral (sulcus laterales anterior y sulcus laterales posterior). El surco colateral anterior o ventrolateral representa el lugar de origen aparente de las raíces del nervio hipogloso. Por detrás de él se destaca el relieve de la oliva bulbar (oliva medullae oblonglatae). El surco colateral posterior (sulcus laterales posterior) muestra el origen aparente de las raíces de los nervios glosofaríngeos, neumogástrico y espinal.
El bulbo está separado de la protuberancia por el surco bulboprotuberancial, en el que encuentra una fosita media o foramen caecum, precisamente en el momento que dicho surco se cruza con el medio anterior. Asimismo, en el surco bulboprotuberencial se pueden observar dos fositas laterales, situadas sobre el extremo superior del cordón lateral, por las que emergen las raíces de los nervios faciales, intermediarios y auditivos. En el mismo surco bulboprotuberencial puede verse, justamente por encima del cordón anterior, el punto de emergencia del nervio motor ocular externo.
El cordón anterior de la medula toma a nivel del bulbo el nombre de pirámide anterior o simplemente pirámide (pyramis), mientras que el condón lateral conserva la misma denominación.A la altura de la protuberancia (pons) la cara anterior muestra la estriación trasversal correspondiente a las fibras pónticas y en la línea media, un surco longitudinal llamado surco basilar (sulcus basilaris) por sus relaciones con la arteria basilar. A cada lado se reconoce una fosita, la salida de las raíces del nervio trigémino, de tal forma que la raíz motora (portio minor) se sitúa por dentro y la raíz sensitiva (portio major), por fuera. A partir de este punto, la cara anterior se continúa con la cara lateral que desde ahora toma el nombre de pedúnculos cerebeloso medio (pedunculus cerebellaris medius), el cual se dirige de delante atrás para ganar el cerebelo no sin antes haber disminuido en volumen.

Los pedúnculos cerebrales (pedunculus cerebros) están separados de la protuberancia por el surco pontopeduncular. Muestran en la cara anterior dos relieves o cordones blancos (pies de los pedúnculos derecho e izquierdo {crura cerebri), que divergen de abajo arriba para penetrar cada uno en el hemisferio cerebral correspondiente, de tal forma que vienen a limitar por sus bordes o superficies internas un espacio, el perforado posterior (substantia perforata posterior intercruralis) deprimido, de forma triangular, de vértice inferior y con una superficie de color grisáceo, llena de pequeños orificios vasculares a los que debe su nombre de perforado. Este espacio lo limita, por delante, dos relieves que se denominan tubérculos mamilares (corpus mamillare dextum y corpus mamillare sinistrum). Entre el espacio perforado posterior y el borde interno de los pedúnculos cerebrales propiamente dichos, queda un surco donde se sitúa el origen aparente de los filetes del nervio motor ocular común (n. oculomotorius).
Al pasar los pedúnculos cerebrales por debajo de la cintilla óptica (trantus opticus), dispuesta entre el quiasma óptico (chiasma opticum) y el cuerpo geniculado externo (corpus geniculatum laterale), pierden su individualidad morfológica. En una vista lateral, los pedúnculos cerebrales presentan, de delante atrás, el relieve del pie del pedúnculos cruzado por el nervio patético (n. trochlearis) y una superficie triangular (trigonum lemnisci) de base protuberencial y vértice superior, ligeramente curvada, correspondiente al lemniscus lateralis, encima de la que se ve la prominencia de los tubérculos cuadrigéminos (colliculus superior y colliculus inferior).
b) Cara Posterior del Tallo Cerebral: Esta cara solo puede ser observada en sus extremos, esto es, en la mitad inferior del lóbulo y en casi toda la longitud de los pedúnculos cerebrales. En el resto (mitad superior del bulbo y protuberancia) esta cubierta por el cerebelo y pedúnculos cerebelosos. En su tercio inferior, el bulbo presenta, en la cara posterior, detalles anatómicos muy semejantes a los estudiados en la medula espinal, y así, se ve un surco mediodorsal (sulcus medianus posterior) y dos cordones posteriores que, a su vez, están divididos por un pequeño surco paramedio, en un cordón interno o delgado (funiculus gracilis) y otro externo cuneiforme (funiculus cunaetus).
La cara posterior de los pedúnculos cerebrales está constituida por una lamina nerviosa, la lamina cuadrigémina (lamina tecti), que recubre el acueducto. En esta lamina se pueden reconocer los tubérculos cuadrigéminos, dos anteriores o superiores y dos inferiores o posteriores. Cada uno de estos tubérculos está unido a un cuerpo geniculado por medio de un relieve horizontal u oblicuo que se denomina brazo conjuntival. Esta relación morfológica se hace exactamente de tal forma que, cada lado, el tubérculo cuadrigéminos anterior se une al cuerpo geniculado externo (corpus geniculatum laterale) por el relieve denominado brazo conjuntival anterior (brachiun colliculi superioris), y el tubérculo cuadrigéminos posterior se une el cuerpo geniculado interno (corpus geniculatum mediale) también por una eminencia alargada, denominada brazo conjuntival posterior (brachium colliculi inferiores).
Los cuatro tubérculos están separados unos de otros por una serie de surcos que, en conjunto, forma el surco cruciforme, cuya extremidad anterior sirve de lecho a la epífisis (corpus pineale), dando la extremidad posterior inserción al frenillo de la válvula de Vieussens (frenulm veli medullaris anterioris). A cada lado de esta formación tiene su origen aparente el nervio patético (n. trochlearis). Seccionado en uno y otro lado las conexiones pedúnculares del cerebelo y retirando este ultimo, se puede reconocer el suelo del IV ventrículos (ventriculus quartus), cuya mitad inferior pertenece al bulbo, en tanto que la superior corresponde a la protuberancia.
Piso del IV ventrículo: Seguidamente detallamos algunos rasgos morfológicos de este suelo ventricular, que tiene alta significación en la sistemática neuroanatómica, por cuanto está en estrecha relación con los nervios craneales de especial importancia. El IV ventrículo se puede considerar como una dilatación romboidal del conducto del epéndimo. Su suelo tiene, asimismo, forma romboidal, con un eje mayor vertical y medio que se extiende desde la desembocadura del conducto del epéndimo, por abajo, hasta la desembocadura del acueducto del Silvio, por arriba. Este eje esta recorrido por un surco llamado tallo del calamos scriptorius (sulcus medianus), que queda entre las mitades derecha e izquierda del suelo de este ventrículo, prácticamente simétricas. Dentro de cada una de estas mitades se hallan los siguientes detalles morfológicos:

Bordeando el tallo del calamus, un largo relieve fusiforme (funiculus teres) que en la porción bulbar lleva el nombre de ala blanca interna (trigonum n. hipoglossi) y en la protuberancia forma un tubérculo que se conoce con la denominación de eminencia redonda, eminentia teres (colliculus faciales). Dicho relieve fusiforme tiene la misma significación que los derivados de la base del asta anterior de la medula espinal y corresponde el núcleo del hipogloso en su porción alar y al núcleo del motor ocular extremo en su eminencia redonda.
A nivel del ángulo lateral del suelo del IV ventrículo, se observa una relieve blanquecino limitado, por dentro, por un borde convexo que se llama (acaso únicamente con la intención de establecer una simetría) ala blanca externa (area vestibularis), la cual corresponde a diversos núcleos del nervio vestibular.
Entre estos dos relieves, funiculus teres, por dentro, y ala blanca externa, por fuera, se encuentra una zona deprimida de coloración grisácea y en forma de reloj de arena, en la que admiten dos partes distintas: una inferior, bulbar, ensanchada, la llamada ala gris (ala cinera-fovea inferior) que corresponde a los núcleos vegetativos del neumogástrico y glosofaríngeo; y otra superior, protuberencial, también ensanchada y de color mas intenso, que se denomina fosa superior (fovea superior).
Señalamos, por ultimo, en el triangulo bulbar, unas estrías blancas entre el tallo del calamus y el ángulo lateral, que se denomina estría acústica (striae medullares ventriculi quarti).
Los bordes del IV ventrículo están formados, abajo, por el borde interno de los pedúnculos cerebelosos inferiores; y arriba, por el borde interno de los pedúnculos cerebelosos superiores, así como también por parte de los medios. Entre ambas porciones queda comprendido, en cada lado, el ángulo lateral.
Techo de IV ventrículo: (se observa en el cerebelo) El espacio de forma triangular y vértice superior, que separa los dos pedúnculos cerebelosos superiores, está ocupado por una lámina nerviosa llamada válvula de Vieussens (velum medullares anterius), la cual constituye la porción anterosuperior del techo del IV ventrículo.
La porción posteroinferior de este mismo techo se forma por una lámina también triangular, pero de vértice inferior, extendida de uno a otro pedúnculo cerebeloso inferior. Al contrario de la porción tectal precedente, la vertiente posteroinferior es de constitución heterogénea. En efecto presenta tanto a lo largo de su borde superior (válvula de Tarin-velum medullare posterius) como a lo largo de sus bordes laterales (lingula) y también a nivel de su vértice (obex) unos finos espesamiento de sustancias blancas atrófica y sin valor funcional. El resto de su superficie está formada por una lámina de importancia sólo histológica constituida también por una sola capa de células (membrana tectoria) que representa a este nivel el único revestimiento ependimario que tapiza por todas partes la cavidad central intraaxial del sistema nervioso central.
Está lámina está perforada en su centro por el agujero de Magendie (apertura mediana ventriculi quarti) y a nivel de sus ángulos laterales por los agujeros de Luschka (apertura lateralis ventriculi quartis). De está manera se establece una comunicación permanente entre las cavidades ependimarias y los espacios subaracnoideos, ocupados unos y otros por el líquido cefalorraquídeo.
Las dos vertientes, superior e inferior de techo del IV ventrículo, convergen por su base en la parte más alta de este techo, convergencia que forma la porción más dorsal del referido techo, situada sobre la cara anterior del cerebelo, en la que se reconoce como simple depresión lineal, limitada arriba por la língula del cerebelo y abajo por el nódulo y la válvula de Tarin, quedando completada a los lados por el punto de reunión de los pedúnculos cerebelosos. Esta depresión, en forma de nido de paloma, se denomina fastigium. En el ángulo que separa la cara anterior del cerebelo arriba y la membrana tectoria abajo se insinúa la piamadre con los plexos coroideos.
EL CEREBELO.
El cerebelo es una excrecencia voluminosa, muy parecido a una mariposa con sus alas extendidas. Situado por detrás del bulbo y de la protuberancia, está formado por una porción impar y media, el vermis y dos lóbulos laterales situados a cada lado de este. El cerebelo está encargado de regular las actividades motoras como:
Coordina la acción de los músculos durante los movimientos voluntarios.
Regula el tono muscular
Interviene en el mantenimiento del equilibrio.
Características Morfológicas: El cerebelo (cerebellum), presenta tres caras:
a) Anterior, encima del IV ventrículo, que constituye la parte mas culminante de su techo.b) una cara superior, en relación con los hemisferios cerebrales, a través de la tienda del cerebelo.c) y otra, inferior, que descansa en las fosas cerebelosas del occipital.
Lo mismo que los hemisferios cerebrales, el cerebelo está envueltos por una corteza gris, y como ellos también presentan masas grises centrales o núcleos cerebelosos: a saber, núcleo de techo para el vermis o núcleos dentados para los lóbulos laterales. El vermis y los dos lóbulos laterales están recorridos por una serie de surcos concéntricos transversales, que según su profundidad delimitan en la masa cerebelosa lóbulos, lobulillos, láminas y laminillas que nos permite estudiar los detalles morfológicos que pueden servir de base para una topografía sistemática.
1.-Cara Anterior: Del centro de la cara anterior salen, desde una masa única y a cada lado de la línea media, unos cordones de sustancia blanca que pronto se separan constituyendo por si mismo un pedúnculo:
a) el denominado el pedúnculo cerebeloso superior (pedunculus cerebellaris superior), que sigue un trayecto ascendente destinado a los pedúnculos cerebrales.
b) un pedúnculo cerebeloso medio (pedunculus cerebellaris medius) transversal, que se dirige hacia la protuberancias.
c) un pedúnculo cerebeloso inferior (pedunculus cerebellaris inferior) descendente, que se dirige hacia el bulbo.
El espacio de forma triangular y vértice superior, que separa los dos pedúnculos cerebelosos superiores, esta ocupado por una lamina nerviosa llamada válvula de Vieussens (velum medullare anterius), la cual constituye la porción anterosuperior del techo del IV ventrículo (descrito anteriormente en tallo). La porción posteroanterior de este mismo techo se forma por una lámina también triangular, pero de vértice inferior, extendida de uno a otro pedúnculo cerebeloso inferior. Al contrario de la porción tectal precedente, la vertiente posteroinferior es de constitución heterogénea. En efecto, presenta tanto a lo largo de borde superior (válvula de Tarin-velum medullare posterius) como a lo largo de sus bordes laterales (lingula) y también a nivel de su vértice (obex), unos finos espesamientos de sustancia blanca atrófica y sin valor funcional.
El resto de su superficie esta formada por una lámina de importancia solo histológica constituida también por una sola capa de células (membrana tectoria), que representa a este nivel el único revestimiento ependimario que tapiza por todas partes la cavidad central intraaxial del sistema nervioso central. Esta lámina esta perforada en su centro por el agujero de Magendie (apertura mediana vertriculi quarti) y a nivel de sus ángulos laterales por los agujeros de Luschka (apertura lateralis vertriculi quarti). De esta manera se establece una comunicación permanente entre las cavidades ependimarias y los espacios subaracnoideos, ocupados uno y otros por el líquido cefalorraquídeo.
Las dos vertientes, superior e inferior, del techo del IV ventrículo, convergen por su base en la parte mas alta de este techo, convergencia que forma la porción mas dorsal del referido techo, situada sobre la cara anterior del cerebelo, en la que se reconoce como simple depresión lineal, limitada arriba por la lingula del cerebelo y abajo por el nódulo y las válvulas de Tarin, quedando completada a los lados por el punto de reunión de los pedúnculos cerebelosos. Esta depresión, en forma de nido de paloma, se denomina fastigium.
En el ángulo que separa la cara anterior del cerebelo arriba y la membrana tectoria abajo, se insinúa la piamadre con los plexos coroideos. La distinción puramente microscópica entre el vermis mediano y los lóbulos laterales del cerebelo, distinción, por cierto, también funcional, pues en ella el vermis mediano representa en paleócerebelo, ha sido durante mucho tiempo clásica, pero hoy día no puede ser aceptada.
Ahora bien es necesario para su estudio dividir el cerebelo en lóbulos superpuestos, de delante a atrás. Tales lóbulos están separados entre sí por surcos transversales que interesan tanto a los lóbulos laterales como al vermis, teniendo:
En la parte inferior de la cara anterior se encuentra el lóbulo floculonodular formado por el nódulo en el plano medio y el flóculo o lobulillo del neumogástrico a los lados.
El lóbulo anterior, que comprende la mayor parte de la porción rostral de la masa cerebelosa, está integrado a nivel de la cara superior del vermis por la lingula (lingula cerebelli), el lobulillo central (lóbulo centralis) y el culmen (culmen); y en los hemisferios por el lobulillo anterior (lobulus cuadrangulares) y la amígdala (tensilla cerebelli).
El lóbulo posterior, situado completamente por detrás del surco primario, está constituido en su mayor parte por el lóbulo ansiforme (lobulus semilunares superior y lobulus semilunares inferior) ye lobulillo digastrico (lobulus biventer).
Estos tres territorio descritos representan, basándonos en su orden de aparición filogenetica y en su valor sistemático, el lóbulo floculonodular, el arquicerebelo o centro del equilibrio vestibular; el lóbulo anterior, el paleocerebelo, que rige el tono muscular postural e incluso el de los músculos extrínsecos del ojo e interviene en las funciones vegetativa, y finalmente, el lóbulo posterior representa el neocerebelo que realiza el control automático de la motilidad voluntaria y semivoluntaria. A cada territorio cerebeloso cortical corresponde un núcleo central situado en plena sustancia blanca. Estos son:
El lóbulo del techo (nucleus fastigii) para el arquicerebelo
Núcleos globulosos (nucleus globosus) y emboliforme (nucleus emboliformis) o paleodentado para el paleocerebelo.
Núcleo dentado (nucleus dentatus o neodentado) para el neocerebelo.

Recuerde, el cerebelo se desarrolla al mismo tiempo que el aparato locomotor, sabemos que controla los movimientos automáticos, relevando de tal función a la corteza cerebral, que es la única que está en relación directa con la medula espinal.

Configuracion interior del craneo..

Estando el sujeto en posición anatómica, un plano transversal de dirección oblicua de delante atrás y de arriba abajo, que pasa por delante por la eminencia frontal media y por detrás por la protuberancia occipital externa divide la caja craneal en su configuración interior en dos regiones:
Región de la bóveda
Región de la base.
a) Región de la Bóveda: La bóveda craneal esta formada por delante por el hueso frontal; en su parte media por los dos huesos parietales; por detrás, por la parte mas elevada de la concha del hueso occipital.
En la línea media y de delante atrás, presenta sucesivamente:
La cresta frontal, en la cual viene a insertarse la hoz del cerebro.
Un canal longitudinal el cual, siguiendo las suturas mediofrontal y sagital, nos conduce hasta la protuberancia occipital interna, limite posterior de nuestra región.
A los lados de la línea media, y procediendo siempre de delante atrás, encontramos sucesivamente: la fosa frontal, la sutura frontoparietal, la fosa parietal, la sutura parietoccipital y la fosa cerebral del occipital. Dejemos también consignada la presencia, a cada lado de la sutura sagital:
Del agujero parietal.
De las depresiones, muy variables en número de extensión, que producen en la superficie ósea los corpúsculos de Pacchioni. Es de hacer notar que estas depresiones están aquí casi siempre situados en el extremo de una rama arterial de la duramadre. Además, hay concordancia casi constante entre la profundidad del surco de esta arteria y el grado de adelgazamiento del cráneo debido a los corpúsculos de Pacchioni. Estás depresiones la mayoría de la veces se encuentran cerca del ángulo bregmatico; ángulo formado por la convergencia de las suturas sagital y mediofrontal, a una distancia de 25 milímetros de esta ultima sutura y a 15 milímetros de la sutura biparietal.
b) Región de la Base: La base del cráneo, relativamente muy elevada por delante, se hace cada vez mas profunda hacia atrás, formando así un plano inclinado sumamente desigual. Para mayor comodidad en la descripción se la divide en tres zonas: anterior, media y posterior.
1.-Zona Anterior: Limitada por delante por el plano convencional que separa la bóveda del cráneo de su base, por detrás esta perfectamente limitada, en la línea media, por el canal óptico y a los lados, por el borde posterior de las alas menores del esfenoides. Está constituida:
En la línea media, por la cara posterior del frontal, la lamina cribosa del etmoides y una parte de la cara superior del cuerpo del esfenoides.
A los lados, por las eminencias orbitarias y las alas menores del esfenoides.
En esta zona encontramos:
En la línea media y de delante atrás:
La porción inferior de la cresta frontal.
El agujero ciego.
La apófisis crista galli.
Una cresta, muy poco marcada, continuación hacia atrás de esta ultima apófisis.
El canal óptico, que lleva una dirección transversal y va a terminar a derecha e izquierda en el agujero óptico. Este canal no existe en la inmensa mayoría de los casos, de ordinario, detrás de la cresta se encuentra una convexidad que une los dos agujeros ópticos.
A cada lado:
Los canales olfatorios, en los cuales se alojan los nervios y los bulbos olfatorios, con los agujeros olfatorios, la hendidura etmoidal y el agujero etmoidal.
El surco etmoidal, que une el agujero del mismo nombre con el conducto orbitario interno anterior.
La sutura frontoetmoidal.
Las eminencias orbitarias, con sus eminencias mamilares (ruga cerebralia) y sus impresiones digitales, articulándose por atrás con las alas menores del esfenoides para formar la sutura frontoesfenoidal. A lo largo de la sutura frontoetmoidal encontramos dos agujeros, denominados conductos etmoidales o conductos orbitarios internos, distinguidos en anterior y posterior, los cuales se abren por la otra parte, en la pared interna de la orbita.
El conducto orbitario interno anterior da paso a la arteria etmoidal anterior y a un filete nervioso sensitivo (filete etmoidal del ramito nasal de la rama oftálmica de WILLIS).
El conducto orbitario interno posterior da paso a la arteria etmoidal posterior y a un pequeño filete nervioso descrito por LUSCHKA.
2.-Zona Media:
Límite anterior: limite posterior de la zona precedente: el canal optimo y el borde posterior de las pequeñas alas del esfenoides.
Límite posterior lo constituyen:
En la línea media, el borde superior de la hoja cuadrilátera del esfenoides;
A los lados, los bordes laterales de esta misma hoja cuadrilátera y el borde superior del peñasco.
Límites laterales de la zona están representados por el plano convencional antes indicado que separa la bóveda de la base.
A la formación de esta zona media concurren: el cuerpo del esfenoides, el ala mayor del mismo hueso, la porción escamosa del temporal y la cara anterior del peñasco. Encontramos, en toda su extensión, la sutura que une el ala mayor del esfenoides, de una parte a la porción escamosa del temporal y de otra parte al borde anterior del peñasco.
En la zona media encontramos sucesivamente:
En la línea media: la silla turca o fosa pituitaria, la cual esta limitada:
Por delante, por el canal óptico y por los dos agujeros ópticos que se abren en los dos extremos del canal;
Por detrás, por el borde superior de la lamina cuadrilátera del esfenoides;
Por los lados, por el canal cavernoso, en el cual se alojan el seno cavernoso y la arteria carótida interna;
En sus cuatro ángulos, por las cuatro apófisis clinoides, dos anteriores y dos posteriores. Ya hemos dicho antes que en la silla turca se aloja el cuerpo pituitario o hipófisis
A los lados: dos excavaciones profundas, llamadas fosas esfenotemporales, en las cuales se aloja el extremo anterior del lóbulo temporal. En estas excavaciones, ricas en impresiones digitales y eminencias mamilares, distinguimos ante todo la depresión o fosita de Gasser, que esta labrada en la parte mas interna de la cara anterior del peñasco, en el cual se aloja el ganglio de Passer o ganglio del nervio trigémino.
Asimismo hemos de considerar en estas fosas contados de delante atrás nueve orificios, cuyo conocimiento es de gran importancia:
La hendidura esfenoidal, que pone en comunicación el cráneo con la orbita y da paso a los nervios: motor ocular común, motor ocular externo, patético y oftálmico, o a sus tres ramas terminales (nervio frontal, nervio lagrimal, nervio nasal), a la vena oftálmica y a algunas ramas de la arteria meníngea media, en el lado externo de la hendidura esfenoidal existe a veces un pequeño tubérculo óseo, que sirve de implantación al anillo de Zinn; por otra parte en el borde inferior de la hendidura encontramos también, en muchos casos, una pequeña espina en la cual toma una inserción suplementaria en el músculo recto externo (músculo del ojo).
El agujero redondo mayor, que se abre en la fosa pterigomaxilar y da paso al nervio maxilar superior.
El agujero oval, que da paso al nervio maxilar inferior y a la arteria meníngea menor.
El conducto innominado de Arlnold (inconstante), a través del cual pasan los pequeños nervios, petroso superficial y petroso profundo, fusionados en una sola y única rama, que constituyen una de las raíces del ganglio óptico.
El agujero redondo menor, por el cual pasa la arteria meníngea media; de paso hagamos constar que de este agujero parte el conducto vascular que mas adelante ira a formar en el parietal las ramificaciones de la hoja de higuera.
El agujero de Vesalio (inconstante), que da paso, cuando existe, a una vena emisaria.
El hiato de Falopio y los orificios accesorios que lo acompañan, abiertos en la cara anterior del peñasco y atravesados por los dos nervios petrosos superficiales, procedentes del facial, y por los nervios petrosos profundos, derivados del nervio de Jacobson, el cual es a su vez una rama del nervio glosofaríngeo; aquí también hemos de consignar la existencia de dos canales oblicuos que son la continuación de esos orificios y por los cuales corren de fuera a dentro los filetes nerviosos que acabamos de indicar.
El agujero rasgado anterior, situado un poco por dentro del agujero global, entre el peñasco y el borde interno del ala mayor del esfenoides; agujero que en estado fresco esta cerrado por una lamina fibrocartilaginosa atravesada por el nervio vidiano.
El orificio interno del conducto carotideo, abierto en el vértice del peñasco y que conduce la carótida interna al canal cavernoso.
3.-Zona Posterior: La zona posterior, limitada por detrás y a los lados por el plano convencional que separa la base del cráneo de la bóveda, esta limitada por delante por el borde superior de la lamina cuadrilátera del esfenoides y por el borde superior del peñasco. Esta constituida pues, por la vertiente posterior de la lamina cuadrilátera del esfenoides, la cara posterior del peñasco y toda la cara interna del occipital, exceptuando las fosas cerebrales, que pertenecen a la bóveda. A pesar de su extensión, no presenta más que una sola sutura, la sutura temporo-occipital, formada, como indica su nombre, por la yuxtaposición del temporal y del borde anterior del occipital. En el adulto no se distingue sutura marcada entre el cuerpo del esfenoides y la apófisis basilar.
En la zona posterior de la base del cráneo encontramos:
En la línea media y de delante atrás:
El canal basilar, sobre el cual descansan la protuberancia anular y el tronco basilar, arteria impar y media formada por la unión de las dos arterias vertebrales;
El agujero occipital, a través del cual pasan el bulbo y sus cubiertas, las arterias vertebrales, las arterias espinales, el nervio espinal que, procedente del bulbo, penetra en el cráneo para volver a salir de esta cavidad por el agujero rasgado posterior y, por ultimo, las raíces ascendentes del nervio hipogloso mayor;
La cresta occipital interna, que separa una de otra las dos fosas cerebelosas y en la cual se inserta la hoz del cerebelo;
La protuberancia occipital interna, que forma el limite extremo de la región; en este punto se reúnen la hoz del cerebro, la hoz del cerebelo y la tienda el cerebelo; en este punto convergen también muchos senos venosos para formar lo que se ha convenido en llamar prensa de Herofilo o torcular.
A los lados: las fosas cerebelosas, en las que descansan los hemisferios cerebelosos y en las que se distinguen una serie de agujeros y canales vasculares, a saber:
El canal petroso superior, que sigue el borde superior del peñasco y en el cual se aloja el seno venoso del mismo nombre.
El conducto auditivo interno, ya descrito en la cara posterior del peñasco, el cual da pasó a tres nervios: el auditivo, el facial y el nervio intermediario de Wrisberg.
El acueducto del vestíbulo, hendidura muy estrecha situada un poco por fuera del agujero precedente, el cual da paso a una pequeña arteria y al saco endolinfatico .
El agujero condileo anterior, situado en el reborde del agujero occipital, un poco por delante de su diámetro transversal, el cual da pasó al nervio hipogloso mayor.
El agujero condileo posterior, no constante, a través del cual pasa una vena anastomotica.
El canal lateral, que circunscribe la mayor parte de las fosas cerebelosas y en el que se aloja el seno venoso lateral, originándose en la protuberancia occipital interna, este canal se dirige primero horizontalmente hacia fuera hasta la porción mastoidea del temporal, y a partir de este punto se incurva casi en ángulo recto,dirigiendose oblicuamente hacia abajo y adentro y recorriendo, en esta segunda parte de su trayecto, la cara interna de la posición mastoidea del temporal y, finalmente, la parte mas externa de la sutura petrooccipital.
El agujero mastoideo, variable por su situación, pero terminando siempre en la segunda porción del canal lateral, da paso a una vena tributaria del seno lateral.
El canal petroso inferior, labrado en la parte mas interna de la sutura petrooccipital y dando alojamiento al seno petroso inferior.
El agujero rasgado posterior, ancha abertura colocada entre el borde anterior del occipital y el borde posterior del peñasco, y uniendo los dos canales lateral y petroso inferior los cuales en este punto se dirigen el uno hacia el otro. Su contorno es muy irregular y a esta circunstancia debe el nombre de agujero rasgado que le han dado todos los anatomistas; dos pequeñas apófisis óseas, desprendidas la primera del reborde petroso y la segunda del occipital, las cuales se encuentran muy cercas entre si, dividen el agujero rasgado posterior en dos porciones: una porción interna o anterior, destinada al nervio glosofaríngeo, y una porción externa o posterior, por la cual pasan, mas o menos juntos, el nervio neumogástrico, el nervio espinal y la vena yugular interna, que, como veremos mas adelante, no es mas que la continuación del seno lateral.

Configuracion exterior del craneo.

Considerando en su configuración exterior, encontramos también en el cráneo bóveda y base. Pero la bóveda y la base de la superficie exterior difieren de las regiones homónimas de la superficie interior, por añadirse a los lados de la primera una tercera región, la región temporal.
Región de la bóveda.- En sentido anteroposterior, la bóveda se extiende desde la eminencia frontal media hasta la protuberancia occipital externa; en sentido lateral, esta exactamente limitada por la línea temporal superior.
En la línea media encontramos en primer termino la sutura mediofrontal, que el adulto desaparece; vemos después la sutura biparietal o sagital, con el agujero parietal, siempre colocado acerca de esta sutura y por ultimo, la parte mas alta de concha occipital.
A los lados encontramos tres eminencias, más o menos marcadas según los sujetos, que de adelante atrás son: la eminencia frontal, la eminencia parietal y la eminencia occipital. Entre estas tres eminencias encontramos dos suturas: la primera, sutura frontoparietal o coronal, une el frontal al borde anterior del parietal; la segunda, sutura occipitoparietal o lambdoidea (en forma de lambda griega), une el borde superior del parietal al borde anterior del occipital.La bóveda del cráneo esta cubierta, en estado fresco, por el músculo occipitofrotal, y es bastante regularmente lisa en toda su extensión.
Región lateral o región temporal.- La región temporal que impropiamente se designa con el nombre de fosa temporal (únicamente su porción anteroinferior podría justificar semejante denominación), esta limitada por arriba y atrás por una línea curva, generalmente muy visible, que empieza por delante a nivel de la apófisis orbitaria externa (cresta lateral del frontal) y termina por detrás en la fontanela posterolateral, el asterion de los antropólogos en el punto en que converge a la vez el temporal, el parietal y el occipital; esta línea curva puede recibir el nombre de línea temporal. Simple en casi toda la porción que corresponde al hueso frontal, por abajo y un poco antes de llegar al parietal emite una rama de bifurcación, la cual, aunque correspondiendo a un radio mas corto, le es concéntrica y por detrás viene a terminar en la rama ascendente de la raíz longitudinal de la apófisis zigomática. Existen, pues dos líneas temporales, una superior y otra inferior, confundida primeramente hasta cerca de la sutura coronal, en donde nace la inferior, y separándose en seguida cada vez mas a medida que se aproxima a la apófisis mastoides. La línea temporal superior, como hemos dicho ya al hablar del parietal, presta inserción a la aponeurosis temporal, y en la línea temporal inferior se inserta el músculo temporal. Hacia abajo y adelante, la región temporal presenta una extensa abertura de forma oval y cuyo eje mayor es anteroposterior, está abertura pone a está región en comunicación directa con la fosa cigomática. Está abertura está circunscrita: por dentro, por una cresta anetroposterior muy irregular, la cresta esfenotemporal; hacia fuera, por la apófisis cigomática del temporal y por el hueso malar; por delante por la cara interna del hueso malar, y finalmente, por detrás, por la raíz transversa de la apófisis cigomática. La región temporal esta formada por los huesos: parietal, frontal, temporal y el ala mayor del esfenoides. En ella encontramos las diferentes suturas que unen estos huesos entre si, y además las dos suturas que unen el hueso malar, por una parte a la apófisis orbitaria externa del frontal, y por otra parte, a la apófisis cigomática de la concha temporal. En está zona no describiremos la apófisis mastoides y el conducto auditivo, los cuales estudiaremos en la región de la base de la base del cráneo.
Región de la base: Limitada por delante por la eminencia frontal media y por detrás por la protuberancia occipital externa, la base del cráneo esta circunscrita a cada lado de la línea media por una prolongada línea curva que uniría sucesivamente de adelante atrás: la apófisis orbitaria del frontal, el tubérculo cigomático y la apófisis mastoides, correspondiente estas dos ultimas eminencias al temporal. Sobre esta línea curva y como formando parte de ella, encontraremos fácilmente:
Los arcos orbitarios, y en estos unas veces un conducto y otras veces una simple escotadura (conducto o escotadura o supraorbitarios) para el paso del nervio supraorbitarios.
El borde anterior del ala mayor del esfenoides.
La cresta esfenotemporal que le sigue.
La raíz longitudinal de la apófisis cigomática.
Y último, la línea curva occipital superior, que nos conduce hasta la protuberancia occipital externa.

Para el estudio del área de la base del cráneo tracemos ante todo una línea trasversal que se extienda de un tubérculo cigomático al otro (línea bicigomatica), y luego tracemos otra línea paralela que una las dos apófisis mastoides (línea bimastoide). Estas dos líneas, aun siendo convencionales nos permiten dividir la base del cráneo en tres porciones o zonas a saber:
1) una porción anterior o zona facial, situada por delante de la línea bicigomatica;
2) una porción media o zona yugular, comprendida entre la línea bicigomatica y la bimastoidea:
3) una porción posterior o zona occipital, que comprende toda la región de la base que encuentra situada por detrás de la línea bimastoidea.
Estudiemos ahora cada una de estas zonas.
Zona Facial: En la constitución de la zona facial entran los huesos: esfenoides, el etmoides y el frontal.
1) En la línea media, y de adelante atrás, encontramos en esta zona sucesivamente:
a) la espina nasal del frontal
b) la lámina perpendicular del etmoides
c) la cresta esfenoidal inferior, en la cual viene a fijarse el vomer.
2) A los lados de la línea media encontramos primeramente la bóveda de las fosas nasales, canal prolongado y estrecho, formado por la lámina cribosa del etmoides por delante y el cuerpo del esfenoides por detrás. Por fuera de este canal encontramos en la zona facial la masa inferior de las masas laterales del etmoides, y, por ultimo, la mitad superior de la orbita, cuya mitad inferior esta formada por los huesos de la cara. Encontramos también, por detrás de la orbita y por fuera de la apófisis pterigoides, una superficie horizontal, rugosa, perfectamente separada de la región lateral del cráneo por la cresta del esfenoides: es la superficie esfenocigomática del ala mayor del esfenoides, en la cual viene a insertarse los manojos superiores del músculo pterigoneo externo.
En la zona facial de la base del cráneo viene a abrirse los agujeros y conductos siguientes: los agujeros olfatorios, la hendidura etmoidal, el agujero etmoidal, los dos conductos etmoidales o conductos orbitarios internos, el agujero óptico, la hendidura esfenoidal y el orificio del seno esfenoidal.
Zona Yugular está formada:
1) En la línea media, por la superficie basilar del occipital, en donde vienen a insertarse los músculos recto anterior mayor y recto anterior menor de la cabeza, y en la cual encontramos, además de las rugosidades destinadas a la inserción de estos músculos, el tubérculo faríngeo y la fosita navicular de POELCHEN.
2) A los lados, por los dos cuadriláteros perfectamente regulares, en los cuales parecen darse cita todos los orificios que ponen en comunicación las diversas regiones del cuello con la cavidad craneal. Cada uno de estos cuadriláteros tiene en sus cuatro ángulos cuatro eminencias óseas importantes, que nos son ya conocidas: el tubérculo cigomático, la apófisis pterigoides, el cóndilo del occipital y la apófisis mastoides. Así se encuentra circunscrito por cuatro líneas rectas que reúnen dos a dos estas diferentes eminencias angulares. Por lo demás está formado: por delante y afuera, por la concha del temporal y el ala mayor del esfenoides; por detrás y adentro, por la porción precondílea de occipital, y en su parte media, por la cara inferior del peñasco.
Además, una serie lineal de crestas y prominencias que van de las apófisis mastoides a la apófisis pterigoides dividen nuestro cuadrilátero en dos triángulos sensiblemente iguales en superficie:
Un triángulo anteroexterno.
Un triángulo posterointero.
Esta línea de prominencias está formada, de la apófisis mastoides a la apófisis pterigoides: por la apófisis estiloides, por su apófisis vaginal que traspasa sus límites tanto por dentro como por fuera, por la espina del esfenoides y, por último, por una laminilla ósea más o menos desarrollada que, partiendo de esta última apófisis, costea el borde interno del ala mayor del esfenoides y termina en el ala externa de la apófisis pterigoides.
1) En el triángulo anteroexterno encontramos:
El conducto auditivo externo.
La cavidad glenoidea del temporal, que circunscribe por delante la raíz transversa de la apófisis cigomática y resulta dividida en dos porciones bien distintas por la cisura de Glaser.
El agujero redondo menor.
El agujero oval.
2) A su vez encontramos en el triángulo posterointerno:
El agujero estilomastoideo.
El agujero rasgado posterior y la fosa yugular, que le sigue por fuera y poco por delante.
El orificio inferior del conducto carotídeo.
Entre último orificio y la fosa yugular en el vértice de una cresta que los separa, el orificio inferior del conducto de Jacobson.
En el borde posterior del peñasco, el acueducto del caracol.
En el borde anterior del mismo hueso, el orificio exocraneal de la trompa de Eustaquio y el del conducto de músculo del martillo.
Por delante del cóndilo del occipital, la fosita condílea anterior, en el fondo de la cual se abre el agujero condíleo anterior.
En el vértice del peñasco, el agujero rasgado anterior.
Por delante de este último, en la base de la apófisis pterigoides, el orificio posterior del conducto vidiano, más o menos oculto por el vértice del peñasco, conducto que por otra parte, se abre en la fosa pterigomaxilar.
Entre el agujero rasgado anterior y el orificio inferior del conducto carotídeo, una superficie cuadrilátera rugosa, en la cual vienen a insertarse los músculos periestafilino externo e interno del martillo.

Zona Occipital: está enteramente formada por el occipital, y la porción mastoidea del temporal. En su límite anterior, la línea bimastoidea, encontramos primeramente, en su trayecto y en cada la do de la línea media, tres eminencias importantes que son, de dentro a fuera:
a) el cóndilo occipital, con su superficie articular muy prolongada y oblicua hacia delante y adentro, por detrás está limitado por la fosa condílea posterior, en cuyo fondo se ve frecuentemente un agujero, el agujero condileo posterior, que da paso a una vena del mismo nombre.
b) la apófisis yugular, con su superficie rugosa para la inserción del músculo recto lateral del cuello.
c) por ultimo la apófisis mastoides, en cuyo lado interno se ve la ranura digastrica, de donde nace el músculo del mismo nombre.
En la línea media, la zona occipital presenta el agujero occipital y la protuberancia occipital externa, unidos entre si por una cresta generalmente bien deslindada, la cresta occipital externa. De las dos extremidades, y también de la parte media de la cresta, parten tres líneas curvas concéntricas, que se dirigen las tres hacia fuera y adelante:
La primera de estas líneas empieza en la protuberancia occipital externa y termina en la apófisis mastoides, es la línea curva occipital superior.
La segunda empieza en la parte media de la cresta occipital y termina en el lado externo de la apófisis yugular, es la línea curva occipital inferior.
La tercera, que parte de la extremidad anterior de la cresta occipital, es en realidad el reborde posterior del agujero occipital.
Las dos líneas curva occipitales y las superficies rugosas que circunscriben prestan inserción a gran número de músculos: occipital, trapecio, esternocleidomastoideo, esplenio, complexo mayor, complexo menor, recto posterior mayor y menor de la cabeza, oblicuo menor